El 17 de diciembre de 1903, Wilbur y Orville Wright lograron una de las hazañas más grandes de la historia humana: volar un avión de su propia fabricación. En solo 11 meses, los dos hermanos lograron lo que los mejores y más brillantes científicos de su tiempo podrían haber imaginado. Para darnos una idea de su hazaña, basta con imaginar a Neil Armstrong aterrizando en la luna en un aparato que él mismo construyó y financió con su salario a tiempo parcial. El hijo poco conocido de un predicador ambulante y un constructor de bicicletas local ha saltado a la fama, ha sido agraciado por reyes y cortejado por presidentes en menos de una década. Su historia es increíble, a la vez inspiradora y confusa. La mayoría de los libros hasta la fecha que explican los secretos del éxito de los hermanos Wright apuntan al trabajo duro, la capacidad de aprender, el respeto por los demás y la curiosidad intelectual. Sin duda, todos estos factores se combinaron para producir esta invención, pero hasta ahora nadie ha mencionado un componente clave del proceso de su invención: la aplicación de un conjunto muy claro de principios y pautas. Estos principios desempeñaron un papel tan importante en la realización del sueño de los hermanos Wright y demuestran su relevancia en el entorno empresarial actual. Independientemente de la situación, los líderes empresariales y profesionales en todos los campos pueden beneficiarse de los siguientes principios en su trabajo diario: Construir ideas a través del conflicto constructivo; abordar primero las partes más difíciles del problema; seguir mejorando; cuando hay elecciones ilógicas Enfoque los problemas lógicamente; mantener una constante pasión por el conocimiento; atención meticulosa a los detalles para lograr más como equipo que como individuo.
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